Las palabras vienen a mi mente sin llamarlas,
sin pronunciarlas.
Pienso, o tal vez no,
en gotas de rocío sobre aquellos pétalos,
violetas,
débiles,
suyos.
¿Por qué comencé invocándote?
No sirve llamarte;
debes aparecer miesteriosa,
capciosa,
inspiradora.
Abrir y cerrar de ojos,
celeste,
frío gris.
Rocas, montañas,
infinitas travesías para tenerte,
sentirte,
¿poseerte?
Inspiración: eres meta de todos,
musa de pocos;
me quedan.
ahora,
solo besos rotos.
© By Schatten